La mayoría de las personas sentimos en algún momento esa incómoda sensación, que ya desde pequeños sabemos identificar: el dolor.
Solemos catalogar el dolor sólo como algo negativo, cuando en realidad, es una alarma muy eficaz que tiene nuestro organismo para hacernos saber que algo no está funcionando correctamente. La cual tenemos la tendencia a silenciar tomando analgésicos o untándonos de alguna pomada.
Es verdad que, en ocasiones, sentimos un dolor muy fuerte que empieza de repente, tras un mal gesto o después de una caída (dolor agudo). Pero el verdadero problema del dolor aparece en el momento en que éste se cronifica, sin encontrar una solución definitiva. A veces teniendo que recurrir a tratamientos muy fuertes para mitigarlo que después nos generan otras complicaciones derivadas. La acupuntura es un complemento ideal a cualquier medicación que se esté tomando, pues carece de efectos secundarios. Por ello, no es necesario dejarla para poderse hacer acupuntura.
El terapeuta tendrá en cuenta los factores que agravan ese dolor, como puedan ser el frío, la humedad, la presión sobre la zona, el viento, el calor…para aplicar un tratamiento u otro, para obtener así el mejor resultado. También observará alteraciones que puedan aparecer en la piel o en pruebas radiológicas u otro tipo de estudios que le hayan practicado. La historia personal de quien padece el dolor también será de gran importancia, entre otras cosas.
En ocasiones tenemos diferentes males que se encuentran distanciados unos de otros en nuestro organismo. Para nosotros quizás no tienen ninguna relación, pero para el acupuntor o acupuntora, pueden tener el mismo origen y, consecuentemente, el mismo tratamiento. Pues otro de los aspectos en que se basa esta terapia es ver a la persona globalmente, como un todo, relacionando cualquier síntoma o alteración con el resto del organismo.
La acupuntura es una muy buena opción tanto para los dolores agudos como para los crónicos. Actúa a un nivel más profundo que otro tipo de tratamientos, no sólo aliviando esa molestia, sino incluso, la mayoría de las veces, ayudando a que desaparezca por completo.
Ejemplos podrían ser los dolores de cabeza, dolor de rodilla, dolor de hombro, dolor de estómago, de espalda, etc.
La acupuntura consiste en la inserción de unas agujas muy finas en diferentes puntos del cuerpo que se dejan puestas unos minutos y después se retiran. No es dolorosa y, en general, después de pocas sesiones ya se nota mejoría. Haciendo que esa molestia quede olvidada y, en ocasiones, evitar la entrada en quirófano.